martes, 24 de junio de 2008

A LOS TRABAJADORES DE LOS OLIVARES

EL OLIVO
Olivera de tronco retorcido:
leñoso, gris oscuro, entrerramado;
de copa acogedora, tu sombreado...
es húmedo verdor, aún no perdido.
Tumbada ante tus pies, yo me he dormido...
y bajo una luz filtrada, he soñado
estar bajo de un paisaje irisado...
de verdor aceitunado esparcido.
Siempre te admiro, no sé que me has dado;
si, ya lo sé, tu savia protectora:
néctar jugoso, oro acaramelado.
Gracil figura, forma seductora,
se mitiga el calor siempre a tu lado,
del mar Mediterráneo, eres Señora.